No tengo registro mental del momento en que empecé a sentir atracción por la moda como expresión artística. Sin embargo, he sido una persona inclinada a la creación manual desde que puedo recordarlo. Me considero afortunada, pues mi vida ha sido un camino de encuentros con personas maravillosas, seres de luz que han conformado mi mayor fuente de inspiración. En este camino he venido aprendiendo y tropezando; dudando y confiando; confundiéndome y desenredando. Poco a poco fui enamorándome de la manipulación textil y del deseo de experimentar y crear.
En la búsqueda constante de nuevas técnicas y nuevas áreas que explorar he recorrido, sin darme mucha cuenta, el camino hacia mi esencia: en una de tantas clases conocí el bordado y a su vez conocí una parte de mi alma que deseaba mantener vivos estos oficios. Despertó en mí una preocupación al ver un mundo completamente digitalizado, ver trabajos reemplazados con tecnología. Creo firmemente que las manos impregnan magia en todo lo que hacen.
Sueño con que mi trabajo sirva como un pequeño aporte para devolver el valor a las técnicas manuales. Rescatar la importancia del tiempo y la pausa. Llamar la atención sobre la paciencia que requiere el crear, bordar, y atender los detalles en una prenda. Quisiera que no olvidemos que la moda es expresión artística y también cultural, y como tal, vehículo de tradiciones inmemoriales. Busco crear conciencia de que detrás de cada una de las prendas Selfmade hubo personas reales que dieron su talento, esfuerzo y tiempo para hacer de cada una, una pieza única.